Divino Don es un emprendimiento que crea productos artesanales con diseños exclusivos para alegrar cada rincón de tu hogar. Comenzó como un negocio online y hoy en día ya tiene un local físico propio, es una inspiración para todos los emprendedores que tienen el sueño del "negocio propio". En Divino Don vas a encontrar objetos que decoran y cumplen una función: individuales, repasadores, toallas, contenedores, guarda bolsas y todo lo que necesites para tu hogar.
Mi nombre es Cristina Whitechurch, soy diseñadora gráfica, de alma creativa e inquieta desde chica, mi mundo era pintar, pegar, coser, inventar...Hace más de un año, junto con mi hermana Jeannette, decidimos hacer lo que amamos y arrancamos con Divino Don.
Ofrecemos diseños exclusivos y artesanales, para la cocina y cada rincón del hogar. Nos gusta crear diseños que sean divinos y funcionales.
Divino Don se caracteriza por la diversidad de estampas y la constante renovación, lo cual hace que la mayoría de sus productos sean exclusivos o se repitan muy poco. Además, hacen trabajos a pedido, para aquellos que quieren renovar a medida un espacio de su hogar.
En el momento de crear un producto, tengo dos conceptos como inspiración y son que cada producto tengan como metas ser funcional y decorativo. La inspiración puede venir de mil formas, pero lo esencial es amar lo que uno hace, respetar lo que creamos, dedicarnos en cada detalle. Eso se refleja en el producto. Nuestros productos reflejan lo que somos en Divino Don.
La panera funcional es versátil y decorativa, ya que la usamos tanto para guardar como para presentar el pan en la mesa.
Mis grandes referentes son mi madre y mi abuela. Mi abuela era brasileña, viví muchos años en Brasil. Los brasileños tienen una cultura artesanal muy rica, valorada y respetada. Allí despertó en mi el concepto de “vestir la cocina”. Hasta la persona de más bajos recursos tiene amor por tener “arreglada” su cocina, invierten en transmitir amor y alegría en su hogar.
Desde hace poquito tiempo Divino Don abrió su propio local en Posadas, Misiones. Lo cual hizo que la organización de los tiempos sea muy distinta a la que tenía cuando su negocio era online. Cris nos cuenta un poco sobre como fue la transición:
Ahora mi día típico se divide en el local y la confección. Durante la mañana me dedico a actualizar las diferentes redes sociales, elaborar nuevas ideas de productos, organizar pedidos y sobre todo, analizar los pasos que quiero seguir y probar.
El resto del día lo divido en confeccionar los productos, contestar correos y mensajes. Y siempre que puedo finalizo el día informandome sobre el mundo emprendedor a través de páginas, blogs y canales que sigo. Claro que el orden de las tareas es flexible, aunque contándolo así parece una caos, a veces me organizo sobre la marcha, según la prioridad que tenga cada tarea y claro, cuento con la ayuda de mi familia.
Aconsejaría no tener miedo del valor de tu trabajo. Uno de los mayores errores es pensar que para poder vender debemos prácticamente “regalar” nuestro trabajo, o creer que por tratarse de un producto artesanal debe ser más barato que uno industrial. Si no valoramos nuestro trabajo, tampoco podemos esperar algo diferente de las personas. Valorar es respetar lo que hacemos.
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